martes, 17 de marzo de 2009

LA MUJER QUE SE DESDOBLA

Este texto ilustra nuestra finalidad en este blog: que el texto llegue a ser algo verdaderamente iluminador para el vivir cotidiano

1. Libérate de la dualidad

2. Solo la acción constituye tu deber, no sus frutos. Los frutos de la acción no deben ser tu objetivo, sin que por ello eludas la acción misma. (Bhagavad Gita)




La mujer sola, enferma, recluida en la espesa, afligida inmovilidad, inmersa en la monotonía de la casa natal y otra mujer, que es ella misma luminosa, grandiosa, capaz de arrasar convencionalismos, culpas, usos y costumbres domésticos injustos.

Siempre estaba ahí, pertinaz, obsesiva, la dualidad del hombre –en Don Quijote, en Robinson Crusoe, en el Doctor Jekill y Mister Hide en el Raskolnikov dostoievskiano-, pero mucho antes que estos egregios, superiores, formidables ejemplares humanos masculinos saltaran sobre los libros en los que escribieron sus cuitas, sus susurros y sus añoranzas, ya hubo un aviso, una advertencia, una disección del mundo femenino –el eterno femenino, y eterno por dos razones: por su imposibilidad de entender a la mujer y por el desdén, por parte del hombre, ante la dualidad de la mujer

Este aviso se halla en un pequeño cuento que Borges y Bioy Casares, incluye en su antología de cuentos breves y extraordinarios y que copiamos a continuación.

Es de la dinastía T´ang, y debió de escribirse entre el año 618 y el 906 antes de Nuestro Señor Jesucristo:


Chïenniang era hija del Señor Chang Yi, funcionario de Hunan. Tenía un primo llamado Wang Chu, que era un joven inteligente y bien parecido. Se habían criado juntos y como el señor Chang Yi quería mucho al joven, dijo que lo aceptaría como yerno. Ambos oyeron la promesa y como ella era hija única y siempre estaban juntos, el amor creció día a día. Ya no eran niños y llegaron a tener relaciones íntimas. Desgraciadamente, el padre era el único en no advertirlo. Un día un joven funcionario le pidió la mano de su hija. El padre, descuidando u olvidando lsu antiguo promesa, consistió Chïenniang, desgarrada por el amor y por la piedad filial, estuvo a punto de morir de pena y el joven estaba tan despechado que resolvió irse del país para no ver a su novia casada con otro. Inventó un pretexto y comunicó a su tío que tenía que irse a la capital. Como su tío no logró disuadirlo, le dio dinero y regalos y le ofreció una fiesta de despedida Wang Chu desesperado no cesó de cavilar durante la fiesta y se dijo que era mejor partir y no perseverar en un amor sin ninguna esperanza

Wang Chu se embarcó una tarde y había navegado unas pocas millas cuando cayó la noche. Le dijo al marino que amarrara la embarcación y que descansaran. No pudo conciliar el sueño y hacia la media noche oyó pasos que se acercaban. Se incorporó y preguntó: “¿Quién anda a estas horas de la noche?” “Soy yo, Chïenniang”, fue la respuesta. Sorprendido y feliz, la hizo entrar en la embarcación. Ella dijo que había esperado ser su mujer, que su padre había sido injusto con él, y que no podía resignarse a la separación. También había temido que Wang Chu solitario y en tierras desconocidas, se viera arrastrado al suicidio. Por eso había desafiado la reprobación de la gente y la cólera de los padres y había venido para seguirlo adonde fuera. Ambos, muy dichosos, prosiguieron el viaje a Szevchuen.

Pasaron cinco años de felicidad. Y ella le dio dos hijos. Pero no llegaron noticias de la familia y Chïenniang pensaba diariamente en su padre. Esta era la única nube en su felicidad. Ignoraba si sus padres vivían o no, y una noche confesó a Wang Chu su congoja; como era hija única se sentía culpable de su grave impiedad filial.-Tienes un buen corazón de hija y yo estoy contigo –respondió él-. Cinco años han pasado y ya no estarán enojados con nosotros. Volvamos a casa y Chïenniang se regocijó y se aprestaron para regresar con los niños.

Cuando la embarcación llegó a la ciudad natal Wang Chu le dijo a Chïenniang: No sé en qué estado de ánimo encontraremos a tus padres. Déjame ir solo a averiguarlo-. Al avistar la casa, sintió que el corazón le latía Wang Chu vio a su suegro, se arrodilló, hizo una reverencia y pidió perdón. Chang Yi, lo miró asombrado y le dijo: ¿De qué hablas? Hace cinco años que Chïenniang está en cama y sin conciencia. No se ha levantado una sola vez.

-No estoy mintiendo -dijo Wang Chu-. Está bien y nos espera a bordo Chang Yi, no sabía que pensar y mandó dos doncellas a ver a Chïenniang. A bordo, la encontraron sentada, bien ataviada y contenta; hasta les mandó cariños a sus padres. Maravilladas, las doncellas volvieron y aumentó la perplejidad de Chang Yi. Entretanto, la enferma había oído las noticias y parecía ya libre de su mal y había luz en sus ojos. Se levantó de la cama y se vistió ante el espejo. Sonriendo y sin decir palabra, se dirigió a la embarcación. La que estaba a bordo iba hacia la casa y se encontraron en la otra orilla. Se abrazaron y los dos cuerpos se confundieron y sólo quedó una Chïenniang, joven y bella como siempre. Sus padres se regocijaron , pero ordenaron a loas sirvientes que guardaran silencio, para evitar comentarios.

Por más de cuarenta años, Wang y Chïenniang vivieron juntos y felices.


Además de la inteligente estructura narrativa, que hace de este relato una pieza completa e intocable, hay, como en toda la gran literatura, un buceo en el alma de la mujer muy interesante, precisamente porque se ocupa de la mujer, presa del dualismo.

Hay, como dijimos al principio, una misma mujer, que con dos impulsos, aparecen como dos personas distintas pero una misma naturaleza.

Y que le funden al final, en este compendio de psicología femenina que son estas páginas.

Es la que huye de sus padres tras su amor la misma, buscando la plenitud en la libertad, en el amor al hombre y a sus hijos y que la otra, que está en casa, en la cápsula de la tradición, de la inconsciencia y del fracaso.

Son la misma: porque sin la que está muda, en la inmovilidad y en el destierro de las cosas no sería posible la otra, la que busca al amado.

¡Pues claro que al final se funden¡ ¡Cómo no habían de fundirse si son una sola, y única¡

Sin la experiencia de lo uno, la experiencia misteriosa de que lo uno es el Todo, no sería posible lo imposible, a saber : que el individuo es el universo y que lo que pensamos es fruto de la Mente Universal, y que lo que sentimos afectivamente es el Amor del Cosmos y que nuestro cuerpo es la Corporalidad del mundo.

Esta mujer, fundiéndose, en la que eran dos (las dos eran la misma pero en un estado transitorio,) nos desvela el enigma de esa mujer misteriosa, diosa entre las diosas, sierva entre los Reyes.

Mendiga entre los potentados, poderosa entre los mendigos.

Se prolonga después del encuentro ese amor durante cuarenta años. Como dice un místico español, Dios puede hacer más, por su infinita misericordia, en un minuto, en cuarenta años-

Lo que hace que lo humano sobrepase a lo humano. Lo supere en esa fusión enigmática. Lo vemos en estas dos mujeres que siendo dos, son una. Que en realidad, su dualidad no es más que la puerta que se abre a un yo que irradia amor, verdad, y eternidad.

PSICOLOGO DE SI MISMO

Déjate de libros de autoayuda, borra de tu mente todos los estereotipos (desear es bueno, el sexo es saludable, la carne tiene proteínas necesarias, hay que ir a una exposición en Caixa Forum sobre la arqueología de los bosquimanos porque lo dice un periódico todopoderoso, etc ) de tu sucio ego olvídate de la edad que tienes, de la hipoteca, de la novia que creíste te amaba, del pensamiento positivo.
Borrón y cuenta nueva. Mente Zen. Nirvana, la libertad, has de nacer otra vez otra vez
Un nuevo discernimiento te espera, se oculta detrás del instante siguiente.

Pon delante de tu cama mientras duermes -pobre lecho sin sueños y algún que otro trastorno gastrointestinal- un mandala (ya sabes, un circulo donde concentrar tu pupila) esa verdad que dicen en la India antigua: El deseo es la mayor de las desgracias y la desesperación el gozo mas inefable).

Muere, delicadamente, fervorosamente, para el yo; vende lo que tienes y sigue al Mesías, que está a tu lado sin que lo veas.
No intentes curarte de los nervios, porque la vida es una enfermedad, una cosa rara, tumba de presentes.

Entrégate al prójimo: ese perrito enfermo, ese árbol que solo tiene una rama enfadada, ese pobre cuadrúpedo del suelo que tiene cara de pájaro y grita en sánscrito; esa gracia imposible de la mujer que casi no ve, el fumador, el alcohólico, el casi nada, el casi todo... con el que te encuentres.
Afronta la muerte que es vida: ese gorrión muerto, quieto: ¡vélalo¡, dale los santos oleos.
No creas en nada que es creer en todo.

lunes, 16 de marzo de 2009

Queremos que todos los textos sean terapeuticos. Que ayuden a vivir; que ayuden a que la gente de el gran salto. Queremos que los comentarios vengan acompañados de un la dirección de correo electronico para una toma de contacto personal.

Velan los jainistas
Velan las velas emocionales de los jainistas: es noche de domingo, la noche biselada y fría, (Gerardo Diego).
Cuchitril de 40 metros. Televisión encendida: a una foca la están matando a palos, los mineros del Congo con una linterna atada a la cabeza –20 horas diarias, desesperación mas allá del infinito - recogen en túneles-infiernos los materiales indispensables para luego utilizarlos en las tripas de los móviles y de las computadoras de ultima generación (¡y aun quieren que compremos pantallas planas¡).
¡El dolor del mundo, de los trasmundos, de los inframundos, de los suprauniversos¡
El jainista sufre y calla.
La cruz del vivir.
La gloria del vivir.
El espanto del vivir, la magnificencia-insignificancia de la existencia
Termina el telediario con los últimos asuntos de patio de vecindad de la política.
Los jainistas apagan el artefacto.
Silencio.
Son, todavía, las once.
Los jainistas sufren la soledad y la viven como una cristalización
del mundo.
No hay un dolor uno, hay un dolor de todos, los de esta galaxia, los de todas.
(Si es que existen, si es que la realidad es mentira , no la sombra leve de una sustancia que no es nada)
Consuelo de los jainistas cuando piensan que han de ayudar a que los seres vivientes sufran menos
Un cigarrillo encienden en la cocina: hay una fuerza poderosísima para dejar de fumar: pensar que el daño que hace el humo, daña a los otros, no a uno: la pobre foca, al pobre minero, a los pobres mas pobres de entre todos los pobres.
De repente, una alegría, la alegría de una voluntad de salvación: nos duele el aislamiento, las cervicales, los recuerdos de la infancia. El futuro, que es cuando no habíamos sido engendrados.
Aflicción máxima.
Pero también tenemos sensación de que estamos los jainistas junto a todos los que esta sufriendo.
Que estamos en el sufrimiento.
Que somos su sufrimiento. Que el dolor nos sufre.
Que ayudaremos para que no se sufra mas.
Gran paz sentimos ahora que la noche cierra sus mandíbulas silentes.
¿Paz Efímera o paz eterna?
Que todos estos textos sean terapéuticos; muevan el alma hacia un salto de nivel existencial

miércoles, 11 de marzo de 2009

EL PROCESO RADICAL DE CAMBIO

" Esta es la filosofía de la psicoterapia humanista que Javier del Amo ha desarrollado durante 30 años. Quien esté enteresado en esta filosofía, puede enviar su dirección de correo electrónico para ponernos en contacto ".

EL PROCESO RADICAL DE CAMBIO
Una ayuda psicológica breve, eficaz y liberadora

Durante muchos años he desarrollado un sistema de ayuda psicológica para la solución de los trastornos nerviosos.
Es un método sencillo, claro, eficaz y breve con resultados positivos en personas que sufrían angustias, depresiones y obsesiones. El proceso enseña a la persona cómo el juicio de valor elaborado erróneamente en torno a los síntomas es fundamental en el malestar.
Este juicio de valor, en contra de lo que se cree, no es objetivo, en el sentido de que no califica “neutralmente” el síntoma, sino que llega a generarlo, porque la continua dramatización sobre el malestar lo aumenta y lo cristaliza.
La idea-matriz de esta filosofía es que la persona, en su sufrimiento, llega a un concepto equivocado de lo que siente, con una valoración negativa (en perjuicio suyo) de sus ideas, sentimientos, y sensaciones, y la observación constante de lo que ocurre en su vivir físico y emocional..
El proceso radical de cambio hace posible llegar a un sosiego, a una quietud que lleva de inmediato a una acción liberadora y a la adquisición de mecanismos psicológicos nuevos para resolver el problema de hoy y los que se presenten en el futuro. La armonía con todo lo que se vive, alegre o triste, tranquilo o ansioso, razonable u obsesivo, conduce a una rápida mejoría que se traduce en:
1. Surge la esperanza: la persona siente que es posible liberarse del sufrimiento.
2. Aparece la energía, disminuyendo el desaliento y la fatiga.
3. Aumenta la atención, en todos sus niveles.
La seguridad y la fuerza permite una relación más fecunda con los demás.
El proceso radical de cambio tiene su cimiento en la creencia en la armonía de naturaleza humana, donde lo luminoso y lo oscuro, pueden vivirse con equilibrio; sin negar ni rechazar el lado sombrío, melancólico, inestable, que es consustancial a la vida interior.
Es, por eso, una ayuda psicológica en la que la persona consigue verse y sentirse de una manera nueva, desmantelando la vida egocéntrica que empobrece y hace sufrir.

COMO HABLAR A LA MUJER

¿Qué decirte... ahora que me estás mirando?

En tus pupilas flota la belleza que la vida me escamoteó, los años-cerrojo, los meses-atadura, los días-cárcel.

¿Qué decirte? Ahora que estás al otro lado de la mesa, cabeceando ligeramente, haciendo que tus largos pendientes sean campanillas y música en este café en que nos hemos refugiado.

¿Qué decirte?¿Hablarte de mi viejo ego siempre tan seco y malhumorado y que de repente es fresco y risueño, porque tú viniste a mi cuando todo estaba ya derrotado?

Ahora mi yo se limpia, tu lo limpias.

No pienses, dulce sombra soñada, no creas que vengo a tus orillas con el alma amarga.

Es puro júbilo verte, saber que siempre estarás a mi lado.

Prodigio profano, milagro agnóstico eres.

De niño te buscaba, animal hembra, piedra del centro de la tierra.

¿Qué decirte? ¿Cómo contarte la crónica mental de las ensoñaciones, de la permanente idea de que estabas ahí?.

Estamos juntos.

Te escucho en la cocina, en la cama, en el portal.

Enmudezco y callo.

¿Qué decirte? ¿Sólo que te quiero...? ¿Como hablarte de un sentimiento que es superior al sentimiento mismo?

Muchas veces, estando a tu lado, siento que no estás, que te has ido y solo quedan tus manos.

Muchos años llevamos juntos... pero ahora tengo que hablarte y no puedo. No sé como. 

¿Cómo hablarte? Me es necesario saber como te hablo porque si aprendo a hablarte, aprenderé por fin la forma de unirme al mundo.

Callo, mirándote.

Pienso: me quedo con el silencio.

Pero tampoco... se que tampoco esta es la solución.

Estas ahí, ahora, con tus pendientes. 

Tus labios se acercan al filo de la taza. Fuera, atruena sin gracia una ciudad sin gracia.

Aquí nacimos. O mejor dicho: nacimos cuando nos encontramos, cuando empezamos a construir la catedral de sentimientos inexpugnables que dijo un poeta ruso que era el amor.

Tal vez sepas lo que te tengo que decir.

No puedo decirte nada, pero tampoco puedo callar.

Somos quizá cuerpos solo, habitados ocasionalmente por el aliento del universo.

Solo los poetas dolidos de amor supieron hablar a la mujer. O acaso ellos tampoco.

Un antiguo árabe escribió: ojalá tu lejanía de mi sea tan esbelta como tu cintura. ¿Te digo eso? ¿Te lo digo ahora?

Eres esbelta y bella. Para mi.

No envejeces ni te haces más joven.

Y es que cuando amamos con dulce ferocidad, de modo tan fatal como la muerte, el pensamiento se hace inútil.

La intensidad de mi silencio me duele. Es un dolor físico, una punzada, la espina en la carne que decía Kierkegaard. 

Todo quizá es mentira, así que decirte algo pudiera no ser verdad.

Soy un pequeño burgués, alzado a lo grande, gracias a tí.

¡Como decirte cual es el lugar que ocupas no en mi corazón, que es el mundo!.

Sigues ahí: terminaste la taza de café, un bostezo lo ocultas con tu mano.

He de buscar que decirte. No he de recurrir a la palabra bella, que mi amor por ti vacía de significado.

Me angustia no tener palabras para ti. Porque si descubro como hablarte, sabré como dirigirme al mundo.

Prosigo en mi terrible duda.

¿Que decirte?

Quizá el hombre, cuando dejó de ser homínido y cuadrúpedo (si es que no lo sigue siendo aunque bípedo)... quizá el hombre solo quiere saber que decir a la mujer.

Tal vez toda la civilización hecha con amor y sangre, se hizo gracias al aguijón de la búsqueda de que decir a la mujer.

Quizá decirte cómo tu cuerpo -su olor, su suavidad, su torpeza, y su gloria- , es una prolongación, pero, ¿cómo contártelo?

¿No será mejor callar?

Te diría, ahora que nos hemos despedido y nos separamos en la calle, te diría a modo de despedida: me has curado de la grave enfermedad del hombre que es estar todos los minutos de su vida pensando en la mujer..

Pero no digo nada.

Suspiro. 

Veo una nube espesa -las hermosas nubes de febrero- y pienso: “esa nube es esa nube porque tú estás”.

Las cosas son gracias a tí.

PSICÓLOGO DE SÍ MISMO

Déjate de libros de auto-ayuda, borra de tu mente todos los estereotipos de tu sucio ego (desear es bueno, el sexo es saludable, la carne tiene proteínas necesarias, hay que ir a una exposición en Caixa Forum sobre la arqueología de los bosquimanos, porque lo dice un periódico todopoderoso...), olvídate de la edad que tienes, de la hipoteca, de la novia que creíste que te amaba, del pensamiento positivo...

Borrón y cuenta nueva. Mente Zen. Nirvana, la libertad, has de nacer otra vez.

Un nuevo discernimiento te espera, se oculta detrás del instante siguiente.

Pon delante de tu cama mientras duermes - pobre lecho sin sueños y algún que otro trastorno gastrointestinal - un mandala (ya sabes, un circulo donde concentrar tu pupila), esa verdad que dicen en la India antigua: El deseo es la mayor de las desgracias y la desesperación el gozo mas inefable.

Muere, delicadamente, fervorosamente, para el yo; vende lo que tienes y sigue al Mesías, que está a tu lado sin que lo veas.

No intentes curarte de los nervios, porque la vida es una enfermedad, una cosa rara, tumba de presentes.

Entrégate al prójimo: ese perrito enfermo, ese árbol que solo tiene una rama enfadada, ese pobre cuadrúpedo del suelo que tiene cara de pájaro y grita en sánscrito; esa gracia imposible de la mujer que casi no ve, el fumador, el alcohólico, el casi nada, el casi todo... con el que te encuentres.

Afronta la muerte, que es vida: ese gorrión muerto, quieto:¡vélalo¡, dale los santos oleos.

No creas en nada, que es creer en todo.

lunes, 9 de marzo de 2009

ENMIENDAS A LA TOTALIDAD DEL BLOG FRATERNIDAD JAINISTA DE GANDHI

Hemos enviado una narración de dos amigos que se encuentran. Pero es indispensable sentar las bases de que es este blog, su por qué, su finalidad.

El título:
Fraternidad: creemos que el afecto no solo puede, sino es indispensable para vivir. Comunicación, pretendemos, personal y no vía e-mail ni web. Amamos luego existimos. 
Jainista: Sufrimos el dolor de los animales, y practicamos el jainismo, filosofía del vivir que no quiere que ningún animal muera (El Dalái Lama cuenta que consiguió que no mataran a unas ovejas; los jainistas salen con una escoba retirando los insectos y no lo hacen mas que de noche, no sea que pisen a un animalito.
De Gandhi: que señala la labor inmensa de un hombre pequeño que creía en la no violencia como violencia.

Por tanto, con este blog buscamos:

- Textos vivos, no tienen que ser forzosamente originales, no tienen que ser ni muy de gran calidad literaria, sino verdad de lo recóndito, de los inexpresable.

- Ofrecer una filosofía: no se trata de embadurnar papeles, como dice ingeniosamente Antonio Ferres, sino de introducir en la psicología humana todo conocimiento vivo, toda vivencia creadora.

- Todo enseña. La psicología es todo, y desde ese prisma queremos llegar al camino espiritual que nos de viva, que nos encuentre en ese destino errabundo e incomprensible que es vivir noblemente.

martes, 3 de marzo de 2009

Lenin en el Corte Inglés

A Antonio Ferres, elegido de Dios y de Marx.

Con sus ojos azules, con su pertinaz obsesión por los fusilamientos de la posguerra, con tres amigos, Lenin mira la plaza con ojos misteriosamente melancólicos. ¡Que pensará este hombre memorable!
En la mesa del Café Inglés, un reducto muy agradable que tiene este magno centro comercial –alivio de los menesterosos- están: un amigo que se ha reencontrado con él después de años de angustia psicosomática y fervorosa dedicación al fracaso, un matrimonio compuesto por una mujer muy guapa, pintora y desafortunadamente sensible al arte (desafortunadamente porque la creación es sufrimiento) ; y por último, su marido, un señor muy sonriente, agradable, con el único defecto de ser demasiado equilibrado.
Hablan: Lenin alude a de los fusilamientos y de la poesía, pero calla el recuerdo de una miliciana bellísima que conoció en el Callejón del Gato, cuando a Madrid lo bombardeaban y a la que amó con clandestina pasión.
Vienen a su memoria –que es el universo todo- recuerdos vagos, vaporosos: la madre, su viaje por las Hurdes, las fogosidades de Arizona, las soledades de United States, donde anduvo explicando en las Universidades quien era Machado.
La mañana es alegre. El Corte Inglés ofrece glamour, esperanzas de vestimentas burguesas, perfumes, bollería fina, excelentes gulas del norte en el supermercado (donde Lenin tiene varias amigas que cobran al cliente en sus angostas cajas).
La mañana es alegre porque Lenin está ahí, con sus ojos azules, haciendo bromas a los camareros. Es asombrosamente bueno.
Profesa el jainismo: no puede matar ni a un insecto y va con una escoba por Raimundo Fernández Villaverde apartando bichito al que pueda pisar.
¡Caballero de fina estampa! Que canta María Dolores.
Cráneo privilegiado, que diría Valle Inclán.
Alma doliente y dolida, fervorosa y fatal.
Todo el dolor de España está debajo de sus palabras.
Sus amigos le miran.
Ahora habla de su piedad por los animales: como los torturan en los mataderos; como humillan al toro sagrado en la plaza de toros, eso que llaman “la fiesta” y que es martirio repugnante.
Y de su gato, recogido en la calle: como lo ama, como lo cuida.
Sus tres amigos deciden que si algún día caen la mendicidad –maravillosa solidaridad para con los desheredados- habrán de tener al lado a un animal: ¡Mesías de los deplorables homínidos irredentos!